jueves, 10 de marzo de 2011

Buscando paz interior


Estoy sentada en un cubículo... procuro usar mi imaginación para salir de allí. ¡Qué molestia! Al parecer manipulan el reloj para que esté más tiempo sentada, trabajando. Una especie de conspiración sobrenatural.
Y agrego que me siento con insomnio y lamento, se asemeja a depresión, pero procuro ser positiva así que no entro en esa categoría, aún. Sigo llamando a la imaginación, pero no me quiere ayudar a descubrir nada, los colores de las paredes más grises que las nubes y los papeles blancos con puntos negros empiezan a bailar en mi mente, pero nada más se viene como imagen. Todo pasa de prisa a mi alrededor, con esa velocidad siguen jalando la imaginación y la bloquean, lucha para llegar a mi lado.
De la nada, entre el torrente de hojas y más hojas, encuentro una fotografía, increíble y única entre su especie de hojas blanco y negro. Esa fotografía tiene un paisaje misterioso y una vista fabulosa... Cierro los ojos y siento incluso ese olor a húmedo del bosque recién rociado de lluvia. Esos árboles, tan atractivos y llamativos, me incitan a ir a dormir en su regazo y brotan flores por todos lados, incluso cerca de los dedos de mis pies. Estoy lejos de la ciudad, cerca de la materia prima, esa que le dicen también naturaleza. Lo imposible se volvió realidad, ya quiero estar allí, estar con aquellos árboles y aprendiendo de su vida.
Abro los ojos y otra vez estoy en el cubículo, aún no es mi hora de salida, no me importa tomo mis cosas y salgo de allí, de ese cuadro que aplastaba mi pecho y espantaba mi imaginación. ¿A dónde me dirijo? No importa, basta con que tenga árboles...
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