domingo, 22 de abril de 2012

Cuando la noche cae

Cuando la noche cae, las letras surgen de espacios recónditos para cubrir los cuerpos desnudos, fríos.
Cuando la noche cae somos escritores de pasados que no fueron. Para modificar un presente... Que no existe...
Para atravesar con una pluma las hojas y fingir que es el corazón al que se quiere tocar con esas letras, despertarlo de un sueño.
Despertar a esa noche fría... A esa dura realidad y sonreirle a tu enemigo mientras brinda en tu mesa...
Relatar con tinta de lágrima lo que el alma del aire sabe y nadie más.
Un secreto contado en sonrisas y miradas... un secreto a voces que nadie se atreve a mencionar...
Un secreto que guarda el interior de cada letra. Entre los trazos hay suspiros para transformar un pasado que nunca fue.
Un pasado robado por un villano que se vistió de amigo y al que le dimos nuestra confianza.
Un pasado prisionero del tiempo, que habita entre sueños, que es el alma del viento. Que anhela salir pero se niega a chocar con el ahora.

Rodrigo del Alba y Samantha Blue

El lado oscuro

El lado oscuro del corazón. El que se aferra a la esperanza. Te pertenece.

viernes, 20 de abril de 2012

Gustos compartidos

Dejaste una marca en el contenido de mis gustos. Poco a poco se me olvida tu rostro. Es difuso. Pero esa atracción sensorial a los sentimientos son una desgracia. Me siguen con cada paso que doy. Tu forma de ser se fusionó con mis mañas. Dejaste una marca en mis significados, porque también son los tuyos. Tendría que renacer y olvidar junto a tí, quién soy. Fatal. Muy fatal. Quise huir a otra ciudad, a otro país, a otro mundo. Pero a donde quiera que vaya allí estarán, nuestros gustos compartidos.

sábado, 14 de abril de 2012

Besos a las seis

Toco tu boca. Toco tu boca mientras finges dormir. Se te nota, pero lo ignoro. Me distraigo entre tus imperfecciones. Las aprendo con mi tacto y las admiro con el corazón. Cada una te hace más a tí. Toco tu boca. La rozo con la respiración. Pretendo dormir y tu también. Sólo hay silencio y un leve, minúsculo roce de piel. Finjo dormir, pero por dentro, me muero por besarte. Quiero matar el misticismo y la idea de no aceptar que nos queremos. Nos deseamos, nos tememos. Besarnos sería dar un paso al futuro incierto, a lo que aún no sabemos descifrar. Hablo en plural, pero se que no es algo mutuo, no lo es al menos más allá de mi imaginación.
Toco tu boca con la mente, me alejo mientras finjo dormir. Sé que tu también finges. Te alejas. ¿Pensaremos igual? ¿Tememos a lo mismo?
Toco tu piel, no lo puedo aguantar. Mientras me abrazas y finges dormir recorres mi piel. Quieres besarme, lo sé, yo también. Paso mi mano por tu brazo. No abro los ojos. Pasas tus dedos, con tacto y ternura, por el cuello. Te mueves con táctica y terminas frente a mí. Tocas mi nariz con tu nariz. Bailan un rato. Un ritual exótico. Pretendemos dormir.
Toco tu boca, tu tocas la mía. Con tus labios.

domingo, 1 de abril de 2012

Mundos paralelos de satisfacción

Tengo la teoría de que las mujeres si no son madres, son capaces de edificar mundos paralelos de satisfacción.
En ningún momento es desacreditar lo que es ser madre. Pero al serlo, ese nuevo ser se transforma en satisfacción tangible. En orgullo palpable. Es algo acabable, con un final. Cuando no se da, la vida sigue con un ritmo de proyecto inacabado más prolongado y produce o más bien construye otro tipo de arte para terminar o alcanzar ese equivalente de necesidad de satisfacción.
Llegan a construir obras, como Jane Austen bajo su elección de no casarse, que perduran con el tiempo. A campos investigativos de otras disciplinas. Más que la de mamá.
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