viernes, 28 de mayo de 2010

Una historia nada más...

Andrés ya llevaba un par de meses trabajando en el mismo lugar. Aprendió inglés, se graduó, entró a la Universidad y encontró trabajo rápido. Una vida normal. Aún vivía con sus padres y todos los días conducía al trabajo. Del trabajo a la Universidad y de la Universidad a su hogar.

Poco a poco se volvió rutina, costumbre y algo mecánico. El dinero que ganaba era suficiente para mantener su carro, libros y un par de salidas con sus amigos. Usualmente se mantenía en Internet e interactuaba en varias redes sociales a la vez. Cuando se aburría leía un buen libro o hacía tareas.

¿Qué había mal en todo eso? Simplemente tenía un vacío. Algo no estaba bien y no tenía idea de qué era. Buscó la respuesta en fiestas, en el baño del trabajo, en su habitación e incluso por medio de lecturas de biblioteca. Su novia le llenó por un buen tiempo, pero al cabo de ciertos meses, de nuevo ese vacío.

La vista se iba al horizonte, su desempeño bajó en su trabajo y las notas de las clases. Le daba igual. ¿Qué sentido tenía seguir todo esto? A veces deseaba tomar una mochila y caminar, conocer gente distinta y dejar que sus pies lo llevaran a lugares nunca antes vistos.

De repente despertaba y regresaba a la realidad, era tan sólo un sueño. Cada día lo inquietaba más. ¿Qué ganaba con todo lo que hacía? Estar encerrado, a veces aburrido por la rutina, el estrés, no digamos. Su novia lo cuestionaba cuando él se perdía en sus pensamientos, simplemente no le daban ganas de dar explicación. Se los guardaba y los compartía sólo con su interior. Sus padres no prestaban atención, confirmando que últimamente su nivel de concentración era bajo y necesitaba un par de vitaminas, buena alimentación y dejar de salir tan seguido. ¿Qué tenía? Tenía todo y se sentía con nada, en el aire, con un futuro incierto y predecible al mismo tiempo.

Perdió el gusto por la escritura, la lectura, incluyendo el arte de sonreír. Debía huir de ese cajón que lo perseguía a todas partes y debía hacerlo ya.

jueves, 13 de mayo de 2010

La dulce teoría, la amarga realidad

Dulce teoría, amarga realidad

Mientras conduzco hacia la Universidad veo en el semáforo una trágica imagen de dos niños malnutridos, vestidos de payasitos, trabajando para poder sobrevivir un día más. Me siento impotente, molesta y la solución no es darle una moneda a cada uno de ellos. De regreso, ya en mi hogar, enciendo el televisor y veo dramáticas imágenes de niños desnutridos en zonas rurales del Oriente.

Al otro día estas imágenes televisivas conmovieron a muchos en el país y mostraron que aún persisten graves problemas nutricionales. El tema está en el ambiente y la respuesta solidaria nacional no se hizo esperar, recolección de granos básicos en colegios, escuelas, universidades, vecinos, empresas privadas, etc. Una vez más se salvó el día, muchas muertes infantiles por desnutrición se evitaron y podemos continuar con el día.

Pero: ¿Qué hay más allá de las acciones de emergencias? Se puede brindar apoyo de esta manera, sin embargo esto no hace que el problema se resuelva. El tema de seguridad alimentaria y nutricional no es algo nuevo. Por ejemplo en el 2001, “la crisis del café y la sequía desencadenaron una emergencia alimentaria que puso en riesgo los medios de subsistencia a la población rural del país.” (Sistema de Naciones Unidas, 2003) Y “desde 1976 se han realizado esfuerzos para tratar el problema.” (PSAN, 2005)

La dulce teoría

Una de las prioridades y compromisos que asumió el gobierno de Oscar Berger fue el de la elaboración de una Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (PSAN). De acuerdo a la PNUD una política de esta magnitud significa: “capacidades y valores humanos que alcanzan su máximo potencial a través de la cooperación mutua y la solidaridad.” (Sistema de Naciones Unidas en Guatemala, 2003) Bajo este compromiso lograron conceptualizar la Seguridad Alimentaria y Nutricional como “el Derecho de toda persona a tener acceso físico, económico y social, oportuna y permanentemente, a una alimentación adecuada en cantidad y calidad…” (PSAN, 2005)

Por otro lado, también eligieron 6 principios rectores: solidaridad, transparencia, soberanía alimentaria, tutelaridad, equidad e integralidad. Cada uno de ellos con el fin de obtener éxito de disponibilidad, suministro y acceso de alimentos.

La amarga realidad

Es el año 2010, cinco años han pasado desde la creación de la PSAN y el Corredor Seco en lugar de decrecer, se expandió hacia dos municipios más: Izabal y Alta Verapaz. Ya era suficiente con 7 departamentos (Baja Verapaz, El Progreso, Zacapa, Jutiapa, Jalapa, Chiquimula y Santa Rosa) pero dos más son los afortunados para entrar en esta lista negra que los condenará a un estado de alarma por hambre. Esta inestabilidad proviene de distintas causas, que juntas son un cóctel muy fuerte para los habitantes guatemaltecos: clima, políticas gubernamentales, mercados mundiales y deuda externa, militarización, refugiados del conflicto armado, centralización de capital, crecimiento demográfico y se puede continuar.

Al parecer las respuestas humanitarias y las políticas creadas en el gobierno anterior no son la solución. ¿Pero cuál es la solución? Los seis principios rectores, mencionados con anterioridad parecen ser sólo una utopía en un país donde, de acuerdo a Torres Rivas, “hay notables contrastes entre el mundo rural y urbano. Hay discrepancias de género, visibles en la condición subalterna de la mujer, aún atrapada en la cultura machista patriarcal y violenta. Por el lado de las relaciones inter étnicas se alimenta del veneno del racismo y la discriminación, de desconfianzas y rencores históricos. Pero la mayor fuente de diferencias se aprecia cuando se le examina como una sociedad estratificada no sólo por el ingreso material sino por la magnitud de las enormes desigualdades que se han producido en su interior.” (Rivas, 2008)

Ante esta breve, pero concisa, descripción que abarca una visión global del contexto, económico, social y cultural del país. Se hará énfasis en uno de los 6 principios rectores bajo el cual se basa la PSAN: La soberanía. Siempre con el fin de demostrar que éstas políticas apuntan a utopías y se alejan de la realidad.

¿Soberanía?

La soberanía hace ver que es “el Estado de Guatemala quién define la modalidad, época, tipo y calidad de la producción alimentaria.” (PSAN, 2005) Una forma muy interesante de describir dicho término, porque ello quiere decir que al no existir soberanía alimentaria, el país se llena de otro tipo de alimentos, que no sólo traen malnutrición, sino también pobreza.

En la política se dice “el Estado de Guatemala”, sin embargo es una tergiversación de lo que se acordó en la Cumbre Mundial de la Alimentación en 1996. Porque es más que el Estado de Guatemala. Es el derecho de los pueblos, de sus Países o Uniones de Estados a definir su política agraria y alimentaria, sin dumping frente a países terceros. (Vía campesina , 2003)

Básicamente es dar prioridad local para alimentar a la población, involucrando el derecho de los campesinos a decir qué se produce y el derecho a los consumidores de qué se consume y cómo se produce. Es de suma importancia porque da la oportunidad de participación a los pueblos indígenas en definición de la política agraria que mejor les convenga. Los protege de las importaciones alimentarias. Si bien es cierto que está como uno de los ejes de la PSAN, no hace ningún énfasis en que es una vía alternativa a políticas neoliberales. Quienes actualmente priorizan el comercio internacional y no la alimentación de los pueblos. Y algo aún mayor: no ha resuelto el problema del hambre en el mundo. Al contrario lo han hecho más grave, empujando a los campesinos al éxodo rural.

La soberanía es un discurso contemporáneo, muy común, y suena muy positivo y salvador, por ser una alternativa neoliberal. Pero se tiene que ver el factor de su debilitación debido a la globalización. Las PSAN pueden realizarse, mejorarse y publicarse, incluso aproximarse a aplicar. Por otro lado estamos en un tiempo donde las autoridades políticas en el interior de sus propias fronteras ya no son tan eficaces. Las empresas transnacionales se han ido apoderando poco a poco de esa soberanía y han vuelto a nuestra sociedad, en una sociedad dual. Polarizan más entre pobres y ricos, la prueba sale en los diarios día a día, con la pérdida de empleos masivamente, la crisis económica crónica que se vive y la tierra que se convierte en microfundios.

“Movimientos” alimentarios transfronterizos (por ejemplo: restaurantes de comida rápida) aún están en nuestro país y la soberanía sólo se quedó en la dulce teoría. Hay estrategias, recomendaciones, proyectos y programas que dicen resolver o al menos disminuir el problema de seguridad alimentaria y nutricional. Su éxito se refleja perfectamente cuando los periódicos publicaron estado de alarma en 2009, Colom declaró emergencia por crisis alimenticia. 54,000 familias estaban en líneas de pobreza y hubo 462 muertes por falta de alimentos.

Sin duda la soberanía propuesta como uno de los ejes de la PSAN, es una hipocresía organizada. Mientras dejan entrar empresas mundiales, lo local se queda relegado. ¿Qué acaso lo local no es una de las prioridades que brinda la soberanía alimentaria? Incluso hacen ver que “El éxito del desarrollo está cuando las personas en situación de mayor desventaja pueden realizar sus aspiraciones y derechos pues la equidad se convierte en un principio de vida para la sociedad.” (Sistema de Naciones Unidas, 2003). Posicionar a los campesinos frente a grandes empresas globales, no es quizás la manera más adecuada para lograr la soberanía de la que tanto se menciona.

Además la falta de transparencia en cada gobierno y la politización de la PSAN, junto a la impunidad, han hecho perder la efectividad de dichas políticas. Ya que chocan con normas o modelos mentales informales, nada éticos, que dominan en la sociedad guatemalteca. Abusan del poder para responder a intereses personales o privados cuando su deber es responder a los ciudadanos.

Entre todo esto, los que salen perjudicados como siempre son los más débiles. No son piezas de ajedrez que se pueden ir posicionando para poder crear estrategias personales, son seres humanos que mueren día a día por falta de necesidades básicas como el alimento. ¿Quién no ha aguantado hambre, porque olvidó desayunar o no tuvo tiempo durante el día por trabajar? Imaginen pasar hambre por más de un día.

Trabajos citados

· PSAN. (2005). Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Guatemala: Gobierno de la república.

· Rivas, E. T. (septiembre de 2008). Introducción al análisis de estratificación Social. Recuperado el 5 de mayo de 2010, de CLACSO: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/secret/cuadernos/torresri/torresri.pdf

· Sistema de Naciones Unidas en Guatemala. (2003). Informe Nacional de Desarrollo Humano. Guatemala: Sur, S.A.

· Sistema de Naciones Unidas. (2003). Introducción. En S. d. Unidas, Situación de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de Guatemala (pág. v). Guatemala: Sistema de Naciones Unidas.

· Vía campesina . (2003). Soberanía Alimentaria. En V. campesina. http://viacampesina.org/sp.

domingo, 9 de mayo de 2010

Mi lucha

Mi lucha, de Hitler, es un excelente libro, es el ejemplo para poder confirmar que definitivamente las campañas electorales se ganan o se pierden a un nivel estratégico y táctico.

Hitler fue un personaje conocido y nada ajeno a la clase política tradicional. Sin embargo su giro al análisis riguroso de las tácticas de la I Guerra Mundial, fue la clave de su éxito. Incluso tuvo el agrado de compartirnos el secreto de su éxito en el libro. ¿Qué implica el triunfo de Hitler? ¿Cuáles fueron las estrategias de precampaña que impulsó para ganar la nominación y ganar?

Existen distintas variables o para poderlo comparar con un juego de ajedrez, concurren varias piezas y una de ellas, la reina: propaganda predominó. Quién iba a pensar que Hitler fuera la inspiración de muchos, en términos propagandísticos políticos y empresariales. Agrego empresariales ya que la guerra, en nuestros tiempos, se trasladó a otro tablero, donde de dos marcas de gaseosas luchan cara a cara o dos marcas de zapatos, restaurantes de comida rápida, etc.

Cada aspecto que Hitler detalló en los capítulos de Mi Lucha se ha convertido en ley o principio, dentro las técnicas de propaganda. Si bien es cierto que ninguna campaña es igual, existen varias piezas que cuando están juntas, en una posición estratégica, (claro siempre dependerá de la situación) se vale aplicar en cada campaña:


1. Simplicidad

2. Mensaje con carga emocional

3. Simpatía

4. Síntesis

5. Sorpresa

6. Repetición

7. Saturación y desgaste

8. Dosificación

9. Orquestación

Hitler es visto como una figura cruda, enferma y un sinfín de términos negativos, pero no se diferencia de los candidatos que hoy existen en nuestra vida e incluso empresas con sus estrategias de mercadeo. Puede que él haya sido más obvio que muchos personajes, pero todos aún ven la guerra como un teatro. Donde la propaganda, es un medio, condicionada por el objetivo perseguido. Se dirige a la masa, no a intelectuales. Su fin no es más que llamar la atención de hechos, necesidades, etc. Dirigida al sentimiento. Tiene que ser popular y adaptarse al nivel intelectual promedio.

El arte de la propaganda reside justamente en la comprensión de la mentalidad y de los sentimientos de la gran masa y en nunca ridiculizar al adversario. Asimismo el objetivo de la propaganda es “reclutar”, conseguir compradores. Imponer una doctrina a todo el pueblo o porqué no una moda. Orienta la opinión pública. ¿Qué no se ve todo eso aún? Se dan batallas entre qué marca de ropa es mejor, qué candidato político es mejor, pero sin ir a fondo, sólo por la imagen y lo emotivo.

Quizás algo que en ese tiempo no se había visto, es que ahora toda esa batalla se está trasladando a la tecnología: el Internet. Por ejemplo Obama se mantuvo por sus cuentas en facebook y twitter. Gálvez para las elecciones se mantenía “cerca” de sus estudiantes por estos medios también y también Geidy en nuestra Escuela, ese sería la pieza extra que ahora existe, con la cual se refuerza el ganar la candidatura a algún puesto o adquirir más compradores.

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