jueves, 8 de octubre de 2009

Un típico caso de arrogancia

Muchas veces nos encontramos con libros, ensayos, cuadernos, investigaciones, en fin, lecturas. Que desde el primer párrafo uno ya anda buscando un diccionario para poder comprender qué demonios quería expresar. -pariendo para entender al autor, en otras palabras- Les suena por ejemplo: Adorno ¿? - es el que se me viene a la mente-
Es un típico caso de arrogancia -en mi opinión-. ¿Por qué complicarse para expresar una idea tan simple? Muchas veces por el deseo de plasmar su "compleja personalidad". ¡Por favor! Sean claros, mi pensamiento se va hacia la línea de que es totalmente innecesario utilizar términos vacíos y abstractos, cuando existen palabras simples, directas y frases cortas.
De allí se preguntan que los que aprender leer: ¿Por qué no les gusta leer? Este típico caso de arrogancia puede ser un factor. El procurar hacer los textos académicos más claros de lo habitual es, en parte, escribir para la gente, no para sí mismo.
Comprendan: Con complejidades, complicaciones, dificultades -llamenle cómo quieren- no se demuestra cuán inteligente es.
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