Cuadros atrás, adelante y a los lados.
Me rodean, como cualquier vulgar mosca.
Mi vista al horizonte, se corta en centímetros,
alientos de plástico, en un mundo de papel.
Afuera, del otro lado de la ventana,
me invitan a soñar con ellos y viajar lejos de ese ambiente,
ajeno, frío y distinto a mi alma.
Susurran las energías y me arrastran a los cuadros,
me arrastro contra ellos y es inevitable...
como cuadro empecé a pensar.
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