Los días para las gotas de lluvia fueron de arduo trabajo. Pero valieron la pena redecorar otra vez con naturaleza lo que ya se estaba secando, pudriendo por así decirlo, no es fácil. El concreto cedió y conducir se convirtió más divertido. Los diputados no quisieron aprobar presupuesto para esos menesteres. ¡Qué la gente se divierta! Sino pueden pagar esos exóticos paquetes de diversiones en el IRTRA, por falta de empleo, pues que el IRTRA vaya a ellos.
Así que durante días conduzco con emoción, adrenalina e intriga porque hay siempre un nuevo cráter por descubrir. Hoy la adrenalina finalmente dañó mi carrito chocón. La atanasio y el cielo de testigos, yo en medio de los carriles, un tráiler a mi mano izquierda y un idiota a mano derecha que cruzó sin verme por esquivar uno de eso cráteres. Esquivé el carro, pero no el tráiler. La puerta se rozó con la llanta y perforó el metal. Tenía que alejarme a como diera lugar. Al carro de la derecha le aburrió meterse en mi carril y finalmente se movió. Justo a tiempo para quitarme y no terminar con los rizos perforados.
Finalmente un par de metros y ya estaba en mi hogar. ¿Fue divertido el viaje? No lo creo.
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