Algo que todos y todas leen, escuchan, observan, practican y disfrutan (espero). Pero no hablan. Se necesita de códigos, elaboraciones en doble sentido o chistes sobre sexo. Si se dispersa la palabra, sólo así; sería una condena infinita a la hoguera social. En el trabajo y entre amigos, incluso en pareja, tuvimos que elaborar una especie de esperanto guatemalteco binario para formar debates especializados en la rama.
Con mis amigas de la universidad, tuvimos la quimera de elaborar una teoría sociológica del escozor y la resolución de conflictos a través del sexo, pero el resultado fue que nos tacharan de sucias. Solo era diversión, la gana de soltarse y empezar a hablar como se debe de: sexo.
La situación se puso más incómoda o como está de moda decir: "terminó en crisis", cuando hace un par de años mi madre y un puñado de señoras se alarmaron con los nuevos revolucionaros. El dream team liderado por Wisin y Yandel, Shakira, Calle 13 y Cía. Quiénes con solo un sexy movimiento, terminabas desarmado. Te rendías "al acto" porque lo cantaban, lo promovían y se meneaban.
Sus diálogos no son los Diálogos de Platón pero siguen haciendo fechorías en nuestro territorio. Alborotan a la juventud, y a uno que otro adulto pachanguero, a utilizar la física aplicada y comprobar teorías de fricción y atracción de cuerpos. Un insulto a la paranoia moral. Un escándalo para las viejas y tan empolvadas costumbres. Un asco.
No imagino otro género musical tan desquiciado y sucio. Con la marimba, el pop, el rock y sus derivados. ¡Imposible restregarse! ¡Inimaginable excitarse! ¿O si?
Social